¿Cómo soy? ¿Cómo es mi mundo?



A partir de piezas audiovisuales, se hace un recorrido que trasciende fronteras y nos permiten comprender por un lado, cómo es la niñez en algunos países de Latinoamérica, conociendo sus experiencias de divertimento, de emociones, de su cotidianidad misma como niños y niñas. Por otro lado, identificar esos elementos comunes que constituyen su mundo a partir de sus propias voces, encontrando además sus proyectos de una sociedad más justa, equitativa y sostenible, sin distinción del país desde donde la piensan y, finalmente, reconocer en qué consiste la ciudadanía en la niñez y cómo se construye desde distintos ámbitos de la vida cotidiana.

"Este contenido fue elaborado por el equipo de Félix y Susana. Los fragmentos de video, las pistas musicales y los efectos de sonido utilizados en este contenido tienen propósitos formativos y pedagógicos, con el fin de integrarlos al programa Félix y Susana. Esta iniciativa busca generar reflexiones y acciones positivas en el ámbito educativo, que tengan impacto en niños, niñas, profesores y profesoras de Colombia, El Salvador y República Dominicana. Los contenidos, en ningún momento, buscan fines de lucro".

 

Capítulo 1: ¿Cómo soy? Colombia

Un grupo de niños y niñas de Colombia nos narra sus experiencias de divertimento, de emociones y de su cotidianidad.

Capítulo 2: ¿Cómo soy? El Salvador

Un grupo de niños y niñas de El Salvador nos narra sus experiencias de divertimento, de emociones y de su cotidianidad.

Capítulo 3: ¿Cómo soy? República Dominicana

Un grupo de niños y niñas de República Dominicana nos narra sus experiencias de divertimento, de emociones y de su cotidianidad.

Capítulo 4: ¿Cómo es mi mundo?

Un grupo de niñas y niños de República Dominicana, El Salvador y Colombia nos hace un recorrido que trasciende fronteras y nos permite comprender cómo es su mundo a partir de sus propias voces. Así, los niños y niñas nos comparten sus ideales de una sociedad más justa, equitativa y sostenible.

Es un recorrido a través de imágenes que retratan
aspectos relacionados con la concepción de ciudadanía,
reflejando tensiones y posiilidades para su ejercicio
y garantía, en el caso de los niños y las niñas.

Este recorrido retrata momentos del
Programa Félix y Susana y representan
aspectos que tienen que ver con la
concepción de ciudadanía, reflejando
tensiones y posiilidades para su ejercicio
y garantía en el caso de los niños y las niñas.

Etapa de la vida que va desde el nacimiento y
hasta los 18 años. Durante ella ocurren una cantidad
de cambios y aprendizajes que permanecen para
toda la vida.

Condición que se otorga a una persona,
reconociéndola miembro de una comunidad.

Concede a los seres humanos un lugar en el
mundo, en igualdad con otros: la igualdad en
derechos que cobija a todas las personas.

Niños y niñas poseen el potencial para
agenciar procesos de cambio y transformación
de realidades. Pese a ello, han sido asumidos
como ciudadanos de segunda categoría,
dada su vulneranilidad y sometimiento al poder
de los adultos.

Forma de organización que somete a
niños y niñas al dominio de los adultos.

Como estructura de poder, se reproduce,
instituye y normaliza la soberanía de los
adultos sobre los cuerpos y vidas de
niños y niñas.

Primer territorio que habitamos y
que apropiamos.

Tomamos consciencia de este espacio
como propio, al diferenciarlo del ajeno,
abriendo paso a nuestro sujeto político.

Aprendemos nuestro lugar en el mundo en
la relación con otros.

En primer lugar, familia y cuidadores.
Posteriormente, compañeros, maestros y
otros adultos con los que compartimos la
cotidianidad.

Las relaciones entre niñez y adultez que se
han concebido como mundos separados por
el abuso de poder y la negación de la voz de
niños y niñas.

De allí, el concepto de infancia: incapacitados
para hablar y para ser escuchados.

Niños y niñas son ciudadanos, sujetos de
ciudadanía social (titulares de derechos) por
lo que les corresponden los mismos derechos,
responsabilidades y garantías que a todos los
seres humanos.

Sin embargo, han sido excluidos de la ciudadanía
legal (igualdad ante la ley) y política (intervención
en las decisiones del Estado).

Son entonces, los espacios en los que
niños y niñas interactúan cotidianamente,
los indicados para formar en ciudadanía y
permitir su ejercicio desde edades tempranas,
reconociendo el potencial en ellos y la
capacidad de aportar a sus comunidades.

Primer escenario de socialización, decisivo
en la formación democrática y ciudadana.

Tiene el potencial de agenciar cambio dada
la posibilidad de modificar formas de
comportamiento caracterizadas por la inequidad
y la desigualdad entre géneros y generaciones.

Lugar donde construimos ideas y
comprensiones sobre el mundo.

Allí reconocemos la diversidad; aprendemos
a valorarla en el otro y a tejer lazos colectivos
orientados al bien común.

Nos permite reconocer lo que nos conecta
con los más próximos; identificamos las
necesidades pero también las posibilidades
que nos vinculan dando paso a visiones
comunes y colectivas.

Es el lenguaje de niños y niñas, fundamental
en los procesos de aprendizaje pues permite el
desarrollo de habilidades que nos requerirá la
vida, entre ellas, convivir con otros.

A través del juego conocemos la empatía,
aprendemos a comunicarnos, a cooperar
y ser solidarios.

El juego nos enseña a
escuchar a los demás y a comprender que
su opinión vale tanto como la nuestra.

El juego, es el primer paso que damos en
el camino de la democracia.

Los adultos demuestran con sus actos el
lugar que ocupan niños y niñas así como la
importancia de su presencia.

Con su ejemplo, reproducen formas de ser
y estar en el mundo y su afecto transmite
la seguridad que requieren para transitar la vida.

La forma en que nos hacemos ciudadanos da
cuenta de aspectos reales y simbólicos mediante
los cuales comprendemos e interpretamos la realidad.

Identificar formas de ciudadanía que respondan a
procesos históricos y culturales, es una labor
urgente, así como reconocer el aporte y potencial
de niños y niñas para proyectarnos como
nación y sociedad.