La sexualidad ya no es el 'coco' del salón de clase
Hablar de sexo nunca ha sido fácil para los adultos, pues el miedo y la pena se han convertido en compañeros inseparables de este tema que atraviesa la vida de todos los seres humanos. Ahora la consigna es dejar a un lado la vergüenza, los docentes ya empezaron ¿y usted?
Tuvieron que pasar 43 años en la vida de Esperanza Páez para que sus mejillas dejaran de sonrojarse cuando alguien hablaba de sexo. Sentimientos de pudor, morbo e incluso miedo, se apoderaban de esta mujer porque a ella le habían enseñado que hablar de sexualidad era lo más cercano a cometer un pecado.
“Cuando yo era pequeña jamás escuché hablar de sexualidad. Para mis papás, profundamente católicos, el tema estaba vetado y más en una niña. En el colegio fue parecido porque solo hasta décimo de bachillerato una profesora habló escuetamente de anticonceptivos. Yo le tenía miedo a todo, hasta de hablarle a un hombre”, señala Esperanza para quien su única guía en su despertar sexual, fue una vieja enciclopedia que ella y sus amigas, revisaban a escondidas en la biblioteca.
Algo similar ocurría en la vida del profesor Joan Manuel Valencia Grueso. “Si uno tenía alguna duda sobre su cuerpo debía resolverla con el amigo del colegio al que le tuviera más confianza porque a los papás a uno le daba miedo, y a los profesores menos. Ellos como que se hacían los locos si alguien mencionaba algo al respecto”, recuerda Joan Manuel.
Eran otros tiempos, coinciden en señalar estos dos personajes a quienes la vida llevó por el camino de la docencia. Hoy, desde Arbeláez, Cundinamarca, y Puerto Merizalde, Buenaventura, tratan de ser para sus estudiantes ese adulto al cual le pueden preguntar sin miedo, esa persona que ellos tanto desearon conocer en su infancia y adolescencia, pero que nunca llegó.
De acuerdo con el sexólogo de la clínica Marly en Bogotá y presidente de la Asociación Colombiana de Sexología, Fernando Rosero Mera, este temor generalizado a hablar de sexualidad con un niño en escenarios tan importantes para él, como la casa y la escuela, responde a una serie de tabúes generacionales que poco a poco se han ido desmontando.
“Hemos ido entendiendo que una cosa es hablar de sexo y otra completamente diferente hablar de sexualidad. Mientras que el primer concepto se refiere al acto meramente biológico, el segundo responde a un modelo biopsicosocial que además de abarcar el tema físico, tiene un componente sicológico y social. Temas como el cuidado, el autocuidado y el respeto por el cuerpo propio y de los otros son de suma importancia, pues son los factores que permiten brindarle al niño una educación sexual sana”, asegura el doctor Rosero.
Fue precisamente esa visión más profunda y global de la sexualidad, la que hoy transmiten en sus colegios Esperanza y Joan Manuel, aunque confiesan que no fue una tarea fácil.
Adultos y niños más felices con una educación sexual sana
“Si alguien me hubiera hablado de sexualidad cuando era chiquita, seguramente no hubiera vivido con tanto miedo. Prácticamente fue mi esposo el que me mostró ese camino y, aunque en mi caso fue un despertar bonito, creo que habría más personas sanas y felices si desde pequeñas entienden la importancia de conocer, amar y respetar su cuerpo”, comenta la profesora Esperanza quien desde hace poco más de dos años es parte de Félix y Susana, programa de Educación Sexual y Sana Convivencia de la Fundación SURA.
Para esta docente hacer parte de este Programa es una experiencia que, asegura, le cambió la vida. “Félix y Susana me dieron una visión global de la sexualidad porque solamente la encauzaba hacia la parte biológica y genital. Me quitó esos tabúes con los que venía y me mostró que es necesario entablar un diálogo entre docentes y padres de familia para ayudar a que nuestros niños tengan una sexualidad sana”, asegura Esperanza.
Como lo señala Alba Lucía Núñez, coordinadora nacional, técnica y operativa de este programa, el tener desde temprana edad una mirada integral de la sexualidad brinda herramientas que, además de mejorar la relación con sí mismo y el entorno, forma ciudadanos empoderados que entienden la importancia de respetarse y amarse.
A la fecha, Félix y Susana ha formado a 2.717 educadores, comprometidos con la educación de niñas, niños y jóvenes en pro del bienestar.
A mejor entendimiento de la conjunción y relación de los varios elementos que conforman la sexualidad, mayor comprensión de quienes somos, y por tanto, una mayor capacidad para ser educadores.